Nunca te diré mi nombre

Me siento una romántica perdida en el casquivaneo de la vida; me sé una niña en el mundo de los niños; me pierde el sonido de unos tacones y una minifalda bonita y una sonrisa en un amigo y un beso largo y un buen libro y un chico guapo, en fin, aquí escribo los retratos de mi inconsciencia, porque ser niño es igual a inconsciente cuando pasas los 25...

Thursday, August 17, 2006

17 de agosto

Han pasado dos días desde mi último sms. Dos días sin novedades. He viajado, he ido al fútbol, he comido sin contar las calorías, he dormido y he soñado, todo sin él.
¿Por qué me siento tan vacía?
¿Cómo puede ser posible que una persona esté las 24 horas que dura un día pensando, sintiendo y recordando a otra persona y la otra ni siquiera se inquiete, ni siquiera lo note, ni siquiera la guarda un poco, aunque sólo fuera un poquito, en su memoria?
¿Cómo puede ser?
Tengo ganas de llorar,
otra vez.
Cuando eso ocurre, cuando no puedes arrarcarte el recuerdo de otra persona por mucho que lo intentes, y lo piensas y reinventas durante 24 horas, los días se te antojan más largos. Mucho más.

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