Nunca te diré mi nombre

Me siento una romántica perdida en el casquivaneo de la vida; me sé una niña en el mundo de los niños; me pierde el sonido de unos tacones y una minifalda bonita y una sonrisa en un amigo y un beso largo y un buen libro y un chico guapo, en fin, aquí escribo los retratos de mi inconsciencia, porque ser niño es igual a inconsciente cuando pasas los 25...

Friday, August 25, 2006

25 de agosto

Hacía tanto tiempo que no sabía nada de A. que ni siquiera había pasado su número de móvil nuevo de la agenda al teléfono. Hoy, de repente, como una consigna que revela que sí, esta vez sí, es el comienzo de mi olvido de R., recibí un sms. "Te he visto, y me has vuelto loco". Supe que era suyo antes de comprobar su nombre. Como la primera vez que me envió uno, allá por Navidad, para volverme tarumba un par de meses. Aquello pasó, siempre pasa, y ahora al leer su sms (¡cuánto lo deseé durante el invierno!), la indiferencia se convirtió en risa.
Sé, ahora lo sé, que con R., en unos meses, me pasará lo mismo.
El tiempo todo lo come, todo lo cambia, todo lo pudre.

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