Más de Salamanca
Ha habido gente que no está en esa lista de recuerdos salmantinos y no está porque, aunque vinieron de allí, apenas nos rozamos entonces. Y me faltan mi Gemota, a la que adoro y echo tanto en falta cuando llego a casa y ella no está ahí, en el sofá, dispuesta a escucharme y aguantarme, ya sea con una caña delante en El Lujam o en el Pablo's o en la Chozita o en La Casa de la Tortilla; o Pablete, al que ahora casi no vemos, pero con el que las conversaciones pueden durar días sin que una se de cuenta de que pasa el tiempo en los relojes; o mi Meri, a quien también adoro y quien ha sido oxígeno siempre que me ha faltado el aire (te quiero mucho, rubia); o a mi Ali, a la que también quiero con el alma y que está aquí, y en León, y siempre que la necesito, al otro lado del teléfono.